Yo no quiero volver a la normalidad porque la normalidad de la que me hablas ya me parecía una puta basura.
Me hablas de volver a la normalidad como si fuera un lujo. Como si la normalidad fueran esas imágenes bucólicas de personas abrazándose y domingos al sol que proyecta en nuestra cabeza la melancolía.
Me hablas de volver a la normalidad, cuando la normalidad que vivimos está construida sobre el tiempo y el dinero. Cuando la normalidad es consumir, ir al Primark, comer en el mcdonals, llenar los centros comerciales, viajar para hacerse fotos y presumir en redes sociales. Cuando la normalidad de la que hablas, es competir por ser el/la mejor, es tomar ansiolíticos porque te puede la presión social, porque te supera ser madre, amante y profesional.... cuando se te exige ser perfect@. Cuando se te culpa por no serlo.
Me hablas de normalidad, cuando la normalidad es no tener tiempo para tu familia, para tus hij@s, para tus mayores, porque tienes que estar produciendo o consumiendo....
Me hablas de normalidad, cuando la normalidad de unos no es igual que la de otros. Cuando la normalidad para unos es recoger comida de los contenedores y para otros es comer caviar en hoteles y yates. Mejor aún, me dices que volveremos a una “nueva normalidad”.... que en definitiva, será más de lo mismo pero con más miedo, con más restricciones y más desigualdad social....
No me hables de normalidad, porque ya hace tiempo que intento no volver a caer en ella.
